“¡Hasta el infinito y más allá!” es la icónica frase de Buzz Lightyear, el intrépido personaje de Toy Story, que la usaba para animar a sus amigos a avanzar sin rendirse, a luchar contra cualquier obstáculo con valentía. Era una expresión de determinación, de fe inquebrantable, de ir hasta el final.
Pero, ¿cuántas veces hemos dicho esa frase con pasión, y a la primera dificultad… nos rendimos? Prometemos estar “para lo que sea”, juramos no abandonar, pero al primer tropiezo, al primer “no entiendo”, damos media vuelta.
En Juan 6:66-67 leemos: “A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se apartaron de él y lo abandonaron. Entonces Jesús, mirando a los Doce, les preguntó: —¿Ustedes también van a marcharse?”
Jesús no fue seguido solamente por doce hombres. Había multitudes, discípulos, gente que lo admiraba, que lo escuchaba, que lo aclamaba. Pero cuando llegaron los momentos difíciles —las críticas, las amenazas, las dudas—, muchos lo dejaron. Solo unos pocos permanecieron.
Y tú, ¿qué estás viviendo hoy?
¿Qué situaciones están moviendo tu fe?
¿Qué dudas están golpeando tu determinación?
¿Estás a punto de abandonar el camino porque ya no puedes más?
¿Eres de los muchos que lo siguieron o de los pocos que permanecieron?
La verdad es que todos preferimos lo fácil. Queremos lo cómodo, lo inmediato, lo que no exige demasiado. Pero el llamado de Dios no es a la comodidad, sino a la disciplina.
Disciplina viene de discipulus, que significa discípulo, estudiante, seguidor constante.
Ser discípulo es caminar cerca del Maestro, es tener acceso a su corazón, es ver lo que otros no ven. Es tener el privilegio de caminar con Él, incluso cuando el camino es difícil.
Jesús lo dejó claro en Lucas 9:23:“Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme.”
Y lo reafirma en Mateo 16:24:“Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme.”
Disciplinar nuestra vida es decirle sí a Dios todos los días. No solo cuando todo va bien, sino también cuando parece que no hay respuestas, cuando hay silencio, cuando cuesta seguir.
Ir hasta el infinito y más allá con Dios no es una frase bonita: es un llamado a vivir con convicción y disciplina.
A seguir, aunque duela.
A confiar, aunque no veamos.
A cargar la cruz, aunque pese.
A amar, aunque cueste.
A no huir cuando llegan las pruebas.
Porque ser discípulo no es una emoción del momento; es una decisión diaria.
nada ni nadie,puede mover nuestra fé
Totalmente cierto!! Cada día es una decisión acompañada de mucha disciplina seguir a Jesús, sin mirar atrás!!
no debemos dejar que las afliciones, y las situaciones dificil apaguen nuestra FE, si, es dificil pero debemos seguir adelante
exelente🤩🔥